Andy Warhol, como todos sabemos, era pintor. Pero, como pocos sabemos, también escribió libros, por lo que se puede decir que era escritor. O un pintor que a veces se dedicaba a escribir. Mi filosofía de A a B y de B a A es el único libro de él que leí. No conozco nada de su biografía, y de su obra pictórica lo único que sé es que sus latas de sopa y sus series de Marilyn Monroe en colores son consideradas como arte pop. Hasta ahí llegan mis escasos conocimientos de él. Pero eso no me impide hacer algunas apreciaciones de su literatura.
Su libro es como sus pinturas: sencillo, impactante. La única diferencia es la intensidad. Los plenos de color de la serie de Marilyn, por ejemplo, no se comparan con la liviandad de las narraciones. Su filosofía se basa en hechos cotidianos, típicamente neoyorkinos, de un grupo de artistas excéntricos.
Ya desde el principio nos enteramos que A y B son cualquiera que lo ayude a matar el tiempo. O sea que este es un libro que quiere darle batalla al aburrimiento. Y lo logra, porque su lectura es ágil, y sin darnos cuenta, nos va envolviendo con sus historias y sus concepciones particulares del amor, el trabajo, la amistad, y otros temas tan universales como particular es la mirada con que los recorta y los expresa.
Andy se confiesa, cuenta episodios de su vida, anécdotas, pero sin entrar en el carácter intimista de un diario personal. Todo es fugaz y atrapante, y, aunque las anécdotas no sean verdaderas, quedan bien con su cara, con su manera de hacer arte y con la parte de su personalidad que supo vendernos.
Su libro es como sus pinturas: sencillo, impactante. La única diferencia es la intensidad. Los plenos de color de la serie de Marilyn, por ejemplo, no se comparan con la liviandad de las narraciones. Su filosofía se basa en hechos cotidianos, típicamente neoyorkinos, de un grupo de artistas excéntricos.
Ya desde el principio nos enteramos que A y B son cualquiera que lo ayude a matar el tiempo. O sea que este es un libro que quiere darle batalla al aburrimiento. Y lo logra, porque su lectura es ágil, y sin darnos cuenta, nos va envolviendo con sus historias y sus concepciones particulares del amor, el trabajo, la amistad, y otros temas tan universales como particular es la mirada con que los recorta y los expresa.
Andy se confiesa, cuenta episodios de su vida, anécdotas, pero sin entrar en el carácter intimista de un diario personal. Todo es fugaz y atrapante, y, aunque las anécdotas no sean verdaderas, quedan bien con su cara, con su manera de hacer arte y con la parte de su personalidad que supo vendernos.
2 comentarios:
gracias por visitar nuestro blog, muchos saludos y nos estamos leyendo!
miki
http://www.envueltosenlibros.com
Realmente me dio muchas ganas de conocer a este escritor y leer este libro.
Nani
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