
A ver…tratemos de poner un poco de orden. La Semana Santa y la Pascua son fechas conmemorativas de la religión cristiana. Se conmemora la Pasión y Resurrección de Jesús, a través de la cual el cristianismo se desprende del judaísmo. Esto para los que tienen fe. Para otro grupo grande de gente, estos días feriados no son más que eso, días de vacaciones, cuando la actividad laboral y estudiantil ya ha comenzado.
Entonces, estos días se configuran entre el disfrute, la indiferencia y la fe. Cada uno le da a estos días el significado que desea, movido por los más diversos motivos. Paganismo, ateísmo, catolicismo, demasiados ísmos concentrados, para tan pocos días. Y como si fuera poco, la casi única “tradición” que subsiste homogénea a pesar de las diferencias: ¡los huevos de pascua! Las esferas de chocolate parecerían el único lazo que une a tantas creencias y actitudes frente a estas fechas. La gula y la tentación del chocolate.
Pero no todo es tan sencillo, también hay diferencias e incongruencias respecto de esta tradición alimenticia. No hay que olvidar la diversidad de formas que adquiere el chocolate: huevos, conejos y gallinas. A eso hay que agregarle las diferencias de origen. Algunos padres tienen la costumbre de esconder los chocolates por la casa, para que los niños correteen por la casa para encontrar las delicias ocultas. Otros bogan por la existencia del Conejo de Pascua, que es quien traería los huevos, vaya uno a saber por qué se relacionan cosas tan disímiles como un conejo, la pascua, y los huevos de chocolate. Por último, está la gallina, que sería el animal lógico al cual relacionaríamos los huevos. Pero frente a un animal tan poco valorado en la zoología, uno se pregunta qué tendrá que ver la gallina en todo esto.
Resumiendo: un fin de semana de cuatro días (el feriado del lunes es algo circunstancial; caprichos del calendario nomás), en el que confluyen las creencias más profundas y fundamentales de la Fe católica; el turismo, el chocolate y ciertas prácticas familiares difundidas en muchos hogares. Ah! Y la rosca de pascua, que también debe tener todo un significado alegórico.
Demasiadas cosas en nuestra cultura, que ya de por sí es bastante cosmopolita. Pero más allá de las diferencias, es una fecha para encontrarnos, para pensar y creer (quien así lo sienta necesario) y para disfrutar (quien así lo sienta necesario también). El resto, es vanidad de vanidades.
¡Felices Pascuas!
Entonces, estos días se configuran entre el disfrute, la indiferencia y la fe. Cada uno le da a estos días el significado que desea, movido por los más diversos motivos. Paganismo, ateísmo, catolicismo, demasiados ísmos concentrados, para tan pocos días. Y como si fuera poco, la casi única “tradición” que subsiste homogénea a pesar de las diferencias: ¡los huevos de pascua! Las esferas de chocolate parecerían el único lazo que une a tantas creencias y actitudes frente a estas fechas. La gula y la tentación del chocolate.
Pero no todo es tan sencillo, también hay diferencias e incongruencias respecto de esta tradición alimenticia. No hay que olvidar la diversidad de formas que adquiere el chocolate: huevos, conejos y gallinas. A eso hay que agregarle las diferencias de origen. Algunos padres tienen la costumbre de esconder los chocolates por la casa, para que los niños correteen por la casa para encontrar las delicias ocultas. Otros bogan por la existencia del Conejo de Pascua, que es quien traería los huevos, vaya uno a saber por qué se relacionan cosas tan disímiles como un conejo, la pascua, y los huevos de chocolate. Por último, está la gallina, que sería el animal lógico al cual relacionaríamos los huevos. Pero frente a un animal tan poco valorado en la zoología, uno se pregunta qué tendrá que ver la gallina en todo esto.
Resumiendo: un fin de semana de cuatro días (el feriado del lunes es algo circunstancial; caprichos del calendario nomás), en el que confluyen las creencias más profundas y fundamentales de la Fe católica; el turismo, el chocolate y ciertas prácticas familiares difundidas en muchos hogares. Ah! Y la rosca de pascua, que también debe tener todo un significado alegórico.
Demasiadas cosas en nuestra cultura, que ya de por sí es bastante cosmopolita. Pero más allá de las diferencias, es una fecha para encontrarnos, para pensar y creer (quien así lo sienta necesario) y para disfrutar (quien así lo sienta necesario también). El resto, es vanidad de vanidades.
¡Felices Pascuas!
2 comentarios:
Hola ga!
te firmo aca tambien...
mis papas escondian los huevitos cuando eramos chicos, nos levantabamos tarde por la vigilia y los buscabamos x la casa y el parque, era super lindo! todavia me acuerdo del año en q dejaron de esconderlos, porque yo estaba enferma, haciendo reposo, los pusieron en nuestras camas :( jaja
Un beso grande!
nadia
Que bueno encontrar de estos lugares que son no mas que expresiones propias de autor y/o/e manifestaciones que nunca se sabe hacia quien ni contra que, pero dan lugar a uno del comun a anotar comentarios tales como "jaaa opino lo mismo" o " chanfle, que poco que uno sabe", "etc.". (omitiendo reglas sintacticas).
Pero opinando sobre el tema, creo que lo mas importante es saber que el domingo se festeja un muerto menos.
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