jueves, 28 de febrero de 2008

Las ceremonias del Claro

(Como la autora del libro acerca del que voy a hablar sigue acá en la Tierra con nosotros, o sea: no está eligiendo su recuerdo más feliz para vivirlo para siempre; en el párrafo que sigue voy a hacer una especie de introducción acerca de qué es de esta mujer por estos días)
Toni Morrison, escritora estadounidense de ascendencia afroamericana, se proclamó, hace algunos días, a favor del candidato a presidente Barack Obama. A pesar de lo que uno pudiera suponer apresuradamente, su apoyo al candidato no se basa en el componente racial que comparten, sino en la admiración que la autora tiene por las capacidades intelectuales e imaginativas de Obama, que según ella, “son los constituyentes de la sabiduría”.

(Y en este otro parrafito voy a hacer tratar de explicar brevemente de qué voy a hablar, cuál es el recorte que elegí para tratar esta novela)
En la novela Beloved, se puede hacer una lectura acerca del rol de la comunidad entre las poblaciones esclavas estadounidenses. Para ver en profundidad el análisis que se presenta a continuación, conviene (como es lógico) leer la novela. Yo la tengo, y la pongo a disposición de todo aquel que quiera leerla, para sacar sus propias conclusiones de la trama.

Las comunidades afroamericanas poseen un carácter aleatorio en cuanto a su constitución. Dependen de los tratados esclavistas, de la compra y venta de sus integrantes, de la resistencia física y psicológica frente a la explotación. Esas realidades las convierten en grupos fluctuantes, con una amplia permeabilidad de acogida a nuevos integrantes, como de aceptación de la pérdida definitiva de alguno de ellos. Son grupos que fueron arrancados de sus tierras, de sus ancestros, sus creencias y sus modos de vida, para ser traídos a otro continente y ser oprimidos y animalizados. El desarraigo es parte constitutiva de sus vidas, y por lo tanto la fraternidad comunitaria se convierte en una necesidad. Los une el sufrimiento compartido y la esperanza de poder escapar de él.
Uno de los personajes, Paul D., dice: “Sethe, tú y yo tenemos más ayer que nadie. Necesitamos alguna suerte de mañana.” Mientras se encuentran esclavizados, no poseen un pasado al cual remitirse, sus orígenes africanos han quedado demasiado atrás como para presentar un asidero seguro frente a los sufrimientos. Con el paso del tiempo, lo que se hereda de generación en generación es el sometimiento; tampoco el pasado reciente es capaz de transmitir seguridad alguna. Lo único que queda son los padecimientos del presente, que fortifican los lazos comunitarios. La fuga y la resistencia, en todas sus formas, son planificaciones grupales, sólo en contadas ocasiones los esclavos actúan individualmente, sin el apoyo del resto. La posibilidad de un mañana en libertad no se concibe aisladamente, como tampoco se planifica y se sale adelante sin la ayuda de los semejantes. Además de la “comunidad de resistencia” que se establece durante la esclavitud, existe otro tipo de comunidades que se conforman cuando las personas logran su libertad, ya sea por medio de la fuga (cuya garantía de éxito es su carácter grupal) o por la compra de la misma. En esta instancia, comienza un período de establecimiento de lazos y de acuerdos tendientes a construir un orden nuevo, en el cual la libertad es compartida.
En este tipo de comunidades, los ancianos poseen un rol importante (al igual que en las comunidades aborígenes, ver “A propósito de Lo que el viejo dijo”)
En Beloved, Baby Suggs encarna el papel aglutinador de la nueva comunidad que se ha gestado en libertad. A través de las ceremonias que celebra en el Claro, consigue hacer palpables los lazos que unen a todos los integrantes del grupo que han conseguido salir de la esclavitud. A través del llanto, la risa y el baile intercalados en una mezcla homogénea, Baby Suggs vivifica la comunidad y los sentimientos que unen a todo el grupo. Con sus directivas opone sus sentimientos a las actitudes de sus opresores, y genera un clima de excitación y de unión profunda. Sus palabras tienen como fin afianzar la unidad y reivindicar los valores propios y humanos que deben valorarse, lejos de la animalización sufrida en el pasado. El Claro representa la unidad, y ella misma lo dice: “en este lugar carne somos. Carne que llora y ríe, carne que baila con los pies descalzos en la hierba. Amadla, amadla intensamente”. También es Baby Suggs la que ofrece un banquete para noventa personas en su hogar, donde la unión parece perfecta hasta que se corta. Los invitados se disgustan, sienten celos y envidia hacia esa anfitriona que se brinda a ellos tan abiertamente. En ese punto, se puede ver el carácter fluctuante de la comunidad, que culturalmente no comparte los mismos rasgos que unen a las comunidades nativas.
Por otro lado, resulta interesante ver la actitud que tiene la comunidad frente al miembro que se ha alejado. Sethe, “cuando salió de la cárcel no hizo un gesto hacia nadie y vivió como si estuviese sola”. La comunidad, por lo tanto, le dio la espalda, y perpetuó su confinamiento en 124 junto a su suegra, su hija y el fantasma del bebé. La indiferencia sólo pudo ser quebrada cuando Denver salió de su casa a pedir ayuda. En este caso, no es la comunidad la que se acerca al extraviado, sino que él debe acercarse y pedir el auxilio que necesita. Hay que hacer expresa la necesidad frente a los otros, frente al resto que, aparentemente, puede vivir sin un integrante. Denver es el puente entre la comunidad y Sethe, y los nombres escritos en los papeles de las bandejas con comida, son la comunidad que a pesar del tiempo sigue allí. En el texto, la reflexión que aparece sobre esta actitud, afirma que “quizás eran buena gente, sencillamente, capaces de cierta maldad recíproca durante mucho tiempo, pero cuando se presentaban problemas hacían rápidamente lo que podían para ayudar a solucionarlos.”
Finalmente, el rol de la comunidad, en general, es de protección, ayuda y generosidad compartida. Pero no hay que olvidar que la construcción de las comunidades de esclavos, libres o no, se da a partir de la necesidad de sobrevivir. Es por eso que el grupo puede vivir sin el individuo, pero el individuo no puede vivir sin el grupo. De todos modos, como bien percibe Paul D., “más importante que lo que Sethe había hecho era lo que reivindicaba”, y sus acciones sólo perseguían la libertad, el fin compartido por todos.
Estos grupos de personas buscan resguardarse de la opresión de los blancos, de aquellos que, por considerarlos diferentes, los someten y arrinconan, quitándoles lo que les es propio: las tierras, el lugar de pertenencia y la libertad. Los alcances de ese despojamiento dependerá de las diferentes visiones del mundo de cada cultura, pero la herida ha sido abierta, y aún sangra.
*Morrison, Toni. Beloved. Trad. Iris Menéndez. Barcelona, Ediciones B, 1993

miércoles, 27 de febrero de 2008

Una visión del cielo


Hay una vida después de esta vida. Eso es lo que propone esta película. A través de la muerte se llega a otra forma de existencia, que no es ni la luminosidad de las esferas que plantea Dante, ni un cielo que está más allá de nuestro entendimiento y nuestros sentidos. No, es una vida muy parecida a esta. ¿Lamentablemente parecida? Bueno, eso depende del momento que cada uno esté pasando, así que no vamos a discutir acerca de eso.
De todos modos, esta posterioridad de la vida tiene una ventaja evidente: los que llegan a ella tienen la posibilidad de elegir el recuerdo más feliz que tengan, para revivirlo por toda la eternidad. Es decir, uno se crea su propio escenario (más o menos como acá en la Tierra, pero sin todas esas cosas que nos esperan a la vuelta del camino y sobre las cuales no tenemos ni un poco de control ni poder). Todo es cuestión de elegir; parece que en este caso a los personajes no les preocupa el hecho de que tienen que elegir lo mejor posible, porque de eso dependerá su existencia desde ahora hasta siempre jamás. Eso ya es un problema menos que plantea la película.
Hay personajes que no se acuerdan de nada, que no tuvieron momentos felices, que no pueden decidirse, que les da lo mismo. También esto es más o menos el mismo espectro de opciones que encontramos acá y ahora en vida. Pero hay una señora, muy viejita, chiquita, con unos anteojos enormes, que se dedica a juntar objetos pequeños, y a ordenarlos prolijamente sobre una mesa. Nadie sabe la procedencia de esos objetos, cómo los obtuvo, qué significan; pero la señora no puede desprenderse de ellos. Y esa es su realidad, ese recordar para adentro, mirando cosas chiquitas, casi insignificantes. Pero transmite una sensación de paz que no transmite ningún otro de los personajes. Parecería como si no necesitara recordar, tiene al alcance de la mano todo lo que le hace falta, no anhela nada más. ¿Habrá encontrado en vida el secreto milenario de la felicidad (suponiendo que exista)? La respuesta no nos la da ni la viejita ni el resto de los personajes. Es más, nadie devela demasiadas cosas en esta película paciente, para ser saboreada con calma. Pero una cosa sì queda en claro: lo que se pide después de la vida es que recordemos el momento más feliz para volver a vivirlo. Por lo tanto, al menos una parte del cielo tiene lugar en nuestras vidas, sino pedirían imaginar y no recordar. Así que más que nada, esta película es una invitación a estar atentos: quizás el cielo nos está pasando sin que nos demos cuenta.
Después de la vida
Dirigida por Hirokazu Koreeda
Japón, 1998
Color
118 Minutos

Aguas deliciosas

Paul Gauguin: Fatata te mipi (Aguas deliciosas), 1892.

lunes, 25 de febrero de 2008

"Yo quiero ser una chica Almodóvar" o cómo destrozar un tema

Yo quiero ser una Chica Almodóvar
como la Maura como Victoria Abril,
un poco lista, un poquitín boba,
ir con Madonna en una limousine,
yo quiero ser una Chica Almodóvar
como Bibi, como Miguel Bosé,
pasar de todo y no pasar de moda,
bailar contigo el ultimo cuplé.
Y no parar de viajar del invierno al verano,
de Madrid a New York, del abrazo al olvido,
dejarte entre tinieblas escuchando un ruido
de tacones lejanos.
Encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasión ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿qué he hecho yo para merecer esto?
Yo quiero ser una Chica Almodóvar
como Pepi, como Lucy, como Boom,
venderle al garbo mis secretos de alcoba,
ponerme luto por un matador.
Yo quiero ser una Chica Almodóvar
que a su chico le suplique: “¡Átame!”,
no dar el alma sino a quien me la roba,
desayunar en Tiffany’s con él.
Y no permitir que me coman el coco
esas chungas movidas de croatas y servios,
ir por la vida al borde de un ataque de nervios
con faldas y a lo loco.
Encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasión ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿qué he hecho yo para merecer esto?
Como Patti Diphusa escribir mis memorias,
apuntarme a cualquier clase de bombardeo,
no tener otra fe que la piel ni mas leyque la ley del deseo.
Encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasión ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿qué he hecho yo para merecer esto?

Título: Yo quiero ser una chica Almodóvar
Año: 1992
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina


Bueno, estoy preparando un final de lingüística. Estoy estudiando muchísima lingüística, muchas teorías y diferentes perspectivas que lo que buscan es “explicitar lo que el hablante sabe pero no sabe que sabe”. Ya que lo sabemos aunque no sepamos que lo sabemos, ¿para qué indagar en un campo tan oscuro? ¿Es necesario? Sólo conozco una finalidad para estudiar esta materia: aprobarla, y que sea una menos en la lista de las que me faltan para recibirme. Es una razón práctica, y desde mi punto de vista, la única importante.
Entre la pila de artículos y ejemplos que tuve que sufrir, había uno particularmente extraño. Pretendiendo un guiño “simpático”/”compinche”/nosabríacómodefinirlo, la cátedra propuso un tema de Joaquín Sabina para que lo analicemos según la GRAMÁTICA SISTÉMICO FUNCIONAL de Halliday. Y el extraño resultado fue este:

“Se trata de un texto tremendamente productivo desde el punto de vista léxico. Muy hábilmente, este texto está construido sobre dos recursos propios de la oralidad, trasladados a la escritura: la repetición y la elisión. Podemos hacer la segmentación en cláusulas, siguiendo el criterio de la proyección de las tres funciones. La cláusula 1 sería Yo quiero ser una chica Almodóvar como la Maura como Victoria Abril. En la cláusula 2 encontramos una elisión: (Yo quiero ser) un poco lista, un poquitín boba. Cláusula 3: (Yo quiero) ir con Madonna en una limousine. Como vemos, lo que se elide es el modal, y en algunos casos el verbo.
Desde el punto de vista interpersonal, el modal está compuesto por la flexión y el sujeto gramatical. Y lo demás sería el resto. Y, desde el punto de vista de la función textual, la forma YO es el elemento temático y lo demás sería el elemento remático...y bla bla bla...”

¡¿¡¿Será posible?!?!

domingo, 24 de febrero de 2008

Literatura alemana

La novela “Retrato de grupo con señora” de Heinrich Böll se inscribe en el período caracterizado como “literatura de ruinas de la posguerra”. Böll empezó a publicar dos años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, por lo tanto se encuentra en un conetxto de desolación y reordenamiento del mundo literario; las voces de los escritores han sido acalladas por el régimen totalitario, por la violencia y por la lejanía del exilio. Una vez alcanzada la paz, tiene lugar el período de la búsqueda de la voz propia, de la reconstrucción de la identidad intelectual, y la elección de los temas a tratar.
Wolfgan Beutin, historiador de la literatura alemana, dice acerca de este grupo: “se mueven en el campo de tensiones del pasado fascista y el presente capitalista, de la fuga y la protesta, de la subjetividad y la pérdida de identidad. Antagonismos que llevan implícita la tensión poética entre el tradicionalismo y la modernidad en que vive la joven generación de las letras”. En este marco, Böll encuentra su modo particular de expresión, su estilo es el realista, el de la cotidianeidad.
A través del realismo, el autor nos presenta a un narrador que pretende construir, por diferentes medios, el perfil de Leni Gruyten de Pfeiffer, la protagonista, o dicho con exactitud, la excusa de a novela. El relato al que se intenta dar forma posee una premisa básica, que se presenta como eje central de toda la labor del narrador: la objetividad. Todos sus esfuerzos radican en conseguir y brindar información fidedigna y confiable para su informe.
Su desmesurado propósito parecería dar cuenta de que el narrador no tiene plena conciencia de cuál es el objeto de su investigación, de lo contrario, tratar de reconstruir la vida de una figura que se niega por completo a ser entrevistada, que sobrevive a la guerra luego de haber visitado repetidas veces a una judía encerrada en un convento, y haberse enamorado de un joven ruso y ser la madre de su hijo, se le antojaría una tarea utópica. La objetividad en un caso tal, con un objeto tan inasequible, está puesta en tela de juicio.

El 2 de mayo de 1973 el autor recibió el Premio Nobel de Literatura. Ese día dio un discurso titulado “Ensayo sobre la razón de la poesía”, en el cual intenta explicar el funcionamiento de la literatura. Lo que desea es borrar la dicotomía reduccionista “o información o arte”. Así es como afirma que nunca ha logrado dar una respuesta exhaustiva cuando le preguntan la razón por la cual ha escrito tal o cual cosa, dice que “no me es posible reconstruir el contexto en su totalidad, aunque desearía poder hacerlo para que al menos la literatura que yo produzco fuese un proceso menos místico que la construcción de puentes o la cocción de panecillos”. En ninguna de las tres acciones es posible calcularlo todo, siempre hay un resto de imponderabilidad que el hombre no es capaz de aprehender, y mucho menos de erradicar. El mismo escritor no puede ofrecer una descripción completa del proceso que él mismo realiza al escribir, se le torna un campo demasiado vasto para poder abarcar. “Habría que poner en acta todo, desde la mesa hasta los lápices que hay encima de ella, con toda su historia, incluidos los prójimos próximos, más próximos y muy próximos”.
A pesar de los esfuerzos esto no sería suficiente. El acta no acabaría por brindar una información que agote el tema, y el autor se pregunta una y otra vez “¿cómo salir del paso sin ese intersticio, ese resto al que podemos denominar ironía, poesía, Dios, ficción o resistencia?” Frente a este panorama, ¿cómo queda posicionado un narrador que asevera haber aprehendido de tal manera las características constitutivas, tanto personales como contextuales, de un personaje al que no tiene acceso directo, como para brinda un retrato catalogado como fiel reflejo de la realidad? ¿Es posible, como el narrador afirma, que la objetividad resulte ilesa, sin perderse en ningún intersticio de los múltiples que se presentan en las fuentes de información y en la constitución misma de la novela?

Heinrich Böll dice en su discurso que la obligación de los escritores “consiste en penetrar en los intersticios precisamente porque sabemos que no podemos aclarar nada del todo y sin resistencia”. Es esta conciencia acerca de su labor la que no le transfiere al narrador que construye para su novela. Con rasgos de omnipotencia, el narrador, en pos de la objetividad, hace caso omiso del hecho d que la resistencia de la memoria aparece justamente cuando a partir de sujetos lo que se intenta hacer es una reconstrucción de carácter objetivo. Asimismo, es el primero quien, a través de diferentes recursos, ironiza y vuelve irrisoria su finalidad. La dialéctica propia del acto de la escritura torna aun más inalcanzable la meta del narrador. El último impedimento es ese Dios que multiplica los espacio librados al azar, hasta convertirlos en infinitos. A través de todos estos pasajes, la objetividad dejaría de ser tal, para pasar a presentarse como una ficción de objetividad. El propósito del narrador se antoja pretencioso al ser contrapuesto con los factores mencionados con anterioridad, y la nueva calificación cuadra con el resultado de su trabajo y sus investigaciones.
El retrato que ha logrado elaborar podría parangonarse con el ambicioso proyecto de Leni, eso es, la pintura de una capa de la retina titulada “Parte de la retina del ojo izquierdo de la Virgen María llamada Rahel”. Leni se basa en datos científicos concretos para su creación (saca la ilustración de una lámina de anatomía), y así es como su aproximación a una realidad objetiva se aparece como viable. El grado de objetividad alcanzado por el narrador podría perder su carácter ficcional si, al comenzar la novela, éste no declarara que lo expuesto es el fiel reflejo de la realidad; sino que dijera, tal como lo hace Leni respecto de Rahel, “esta es ella, quizás una milésima parte de su retina, si es que a eso llega”.

viernes, 22 de febrero de 2008

A propósito de "El viejo dijo"

En estas comunidades tribales nada es fragmentario, todo está fuertemente unido entre si, las personas, los animales, el lugar geográfico, las almas de los antepasados. Así y solo así se concibe a la comunidad. Hay una dialéctica perpetua que se establece entre tiempo, espacio y personas, en la que todo está esencialmente relacionado con el entorno en una profundidad que no permite la noción de individuo aislado. Todo se define en relación con el contexto. Son todos y cada uno de los integrantes de la comunidad los que entran en el juego de las definiciones mutuas como personas. En esas definiciones también aparece el rol de la naturaleza y del arraigo al lugar donde se ha nacido y donde se morirá, donde habitan los familiares tanto humanos como vegetales y animales, los que están vivos y los que han perecido. Así se conforma la visión holística del mundo: todo está ahí, presente, cada elemento constitutivo de la comunidad tiene una razón de ser y un rol definido y necesario para el bien del conjunto. Lo que predomina es la unidad, y su fuerza es tan esencial que no da lugar a la posibilidad de fragmentación, dividirse es dejar de ser.
El viejo habla con paciencia acerca de esperar el tiempo. “Nada bueno/ ocurre con rapidez”, ese es su mensaje, así habla desde su sabiduría ancestral. “El viejo dijo”, habló en pasado, pero habló acerca del futuro y de su presente, que en realidad es eterno, se eterniza en la oralidad, en las historias, en la sabiduría transmitida a las nuevas generaciones de la tribu. Todo lo que sigue a “es/ mentira” refiere a ese presente infinito del tiempo espiralado y lo que el viejo intenta hacer con sus palabras es una suerte de manifiesto, de guía, que abarca todos los aspectos de la vida.
El poema habla de la sabiduría de la naturaleza, de la sabiduría de los animales, y explicita la relación de parentesco entre los humanos y los animales. Al ciervo lo llama “hermano”, y sólo como un ejemplo de los animales. Todos los animales son hermanos, así como todas las plantas y todo lo que los rodea, porque “todo/ cada cosa/ importa”. El viejo muestra cómo la naturaleza enseña, y es necesario aprender de ella.
Por último, la visión holística del mundo aparece con toda la fuerza de su unidad cuando se contrapone con el mundo de los blancos, de las ciudades, donde todo es fragmentario. Frente a lo otro que aparece como amenaza de destrucción, la concepción de unidad esencial se reafirma, y es la base en la que se apoya el poema. El viejo establece la distinción entre vivir y residir en las ciudades de los blancos. Los indios sólo residen allí, jamás podrían vivir, porque no es su entorno, no es su lugar geográfico. En las ciudades faltan todos los elementos que definen a la comunidad: faltan los parientes.
En la voz del anciano aparece la fuerza de la comunidad, que es tal gracias a todos y cada uno de sus componentes. El tiempo y la naturaleza definen y constituyen su visión holística del mundo. “Dicen que si uno se pierde en el mar, esas criaturas lo ayudan porque se acuerdan del tiempo en que todos éramos uno”; en estas comunidades ese tiempo en que todos eran uno es el tiempo presente, que se extiende hacia el pasado y hacia el futuro, y los abarca a todos.

Poesía india estadounidense contemporánea

El viejo dijo

Algunos te dirán
que no tiene importancia. Es
mentira. Todo.
Cada cosa
importa. Y
nada bueno
ocurre con rapidez.

El viejo dijo

La sabiduría de un
animal puede
medirse por
la cantidad de su
excremento.
Mira
qué poco de sus
restos deja
el hermano ciervo.

El viejo dijo

Los indios no fueron
hechos para vivir en
las ciudades y no lo hacen.
Algunos residen en la ciudad
pero ninguno vive allí.

Gogisgi. Carroll Arnett.


Mi abuelo fue un físico cuántico

Lo veo hoy
Sonriendo
vestido de arriba abajo para la danza
con otros hombres
frente a la Casa Redonda
en una tarde de sol.

Los científicos han descubierto al fin
que los detalles más diminutos
de nuestras vidas
están marcados por cosas
más allá de las estrellas
y más allá del tiempo.


Mi abuelo lo sabía.



Voces en la sangre

Afuera
crujen hojas amarillas
Mis ojos tratan de ver entre
realidades todos los
parientes en mis
sueños y campos de
oscuras nubes con cuernos
racionando el sol en
sombras junto a mi cama
El viento suena como si
fuera frío como
si hubiera gansos
los que atrapaban
a mis bisabuelas
fantasma ese tiempo tranquilo
de infancia cuando
observaba
Estaba solo con ella
no sabía lo que debía
hacer para
detenerlos
Debajo de su manta de estrellas
me dijo en palabras tan
viejas como esta tierra que no
escuchara
Yo le dije que era demasiado
tarde
Ella quería proteger la
sangre el silencio que
me dejó cuando
se fue al sur sobre colinas
ámbar
como hacen las abuelas todos
los otoños sabiendo que
tienen nietos a medias
detrás a medias
junto a ellas.

Barney Bush


Desde mi abuela
(1913-1970)

Le hablabas a mi sangre
en esos años antes de que mi recuerdo
se despertara. Cuando yo no tenía el lenguaje de
nadie
todavía ni lakota ni salish
ni inglés

Me hablabas hacia la vida
y el conocimiento. Me dabas
colores
el gris flaco de las plumas
en la cola de un halcón rojo para el
cielo de la niebla
que nunca vería. El cielo Dakota
justo antes del viento blanco.
Tu manta azul de medianoche cada
extremo una luz
con el diseño de una montaña amarillo
a rojo,
ésas eran llamas de vela y la noche de
agosto.

Le dabas sentido a las cosas
en imagen y texturas
historias de los Antiguos Los que
Cambian de Forma
y los Lakota que sólo puedo conocer
en sueños en visiones.
Abuela ¿nos buscamos
lejos una a la otra tú y yo?
¿ O solamente me acuerdo
desde ti desde mi sangre?


Jo Whitehorse Cochrane



Traducción: Márgara Averbach.

jueves, 21 de febrero de 2008

¡Feliz cumpleaños!

viernes, 15 de febrero de 2008

Resabios de creencias mágicas

ADVERTENCIA: el texto será largo, por lo tanto no será dos veces bueno. O quizás sí. (Por lo menos es cotidiano y entretenido, un poco de aire después de tanta seriedad).


En pleno siglo XXI el ser humano sigue practicando rituales, como si subsistiera algo del espíritu creyente de los primeros pobladores de la tierra, con sus tótems y amuletos. A pesar de los adelantos científicos y de las explicaciones racionales del mundo de hoy, llega el momento en que todo se deposita en una cábala, que se transforma en el único medio capaz de lograr el éxito deseado.

Los argentinos tenemos una relación estrecha con las cábalas. Frente a acontecimientos con algún grado de presión, acuden a la ayuda mágica de la suerte, que se expresa a través de actos rituales repetitivos: las cábalas.
Creer en el poder de los amuletos cabalísticos habla de una suerte de fe. Por eso muchas veces estampitas, rosarios y cruces se convierten en elementos fetiches más que religiosos. San Expedito, el patrono de las causas urgentes, está a la orden del día. Ante una situación complicada, mucha gente reconoció pedirle la solución al santo, pero este pedido tiene más características de orden que de ruego. La velocidad con la que se vive se traspasa al ámbito de la fe y las creencias, y se le exige a esta figura que cumpla con los deseos y las necesidades de este grupo de creyentes-demandantes. Eso sí: con rapidez, que es lo fundamental.
Muchos barrios de la zona sur del Gran Buenos Aires tienen una nueva decoración desde hace algunos meses. En un recorrido de 20 cuadras por Bernal, Don Bosco o Wilde se pueden ver numerosos pasacalles que no expresan los típicos saludos por cumpleaños, o las declaraciones de amor más explícitas, sino que se dirigen directamente a San Expedito, en acción de gracias “por los favores concedidos”. Por lo visto, acudir al santo ayuda, y los fieles cumplen a través de un pasacalles con alguna promesa hecha a aquel que los ayudó rápidamente.
Esto ocurre en el ámbito barrial y familiar, pero no es exclusividad de este grupo. Las comunidades de actores tienen sus propias cábalas, amuletos y frases que dan suerte y prometen éxitos, ya sea en el escenario, o frente a las pantallas de televisión. No hay que olvidar los millones de cábalas que existen en el mundo futbolístico, tanto por parte de los jugadores, como de los hinchas. Y esta especie de manía no se detiene ahí, ya que los mismo clubes alientan prácticas supersticiosas; como por ejemplo, alcanza con recordar los círculos de sal puestos en el camino que tenía que recorrer La Volpe, en ese entonces técnico de Boca, en su camino hacia el partido contra Estudiantes de La Plata.
Pulseritas rojas contra la envidia, esquivar una escalera para no pasar debajo de ella y no atraer la mala suerte, tener en cuenta los martes 13 (y los viernes! como si fuera poco) para no casarse ni embarcarse, desear “merde” a los actores antes de salir a escena, o la repetición del apellido “Pugliese Pugliese Pugliese” entre los músicos. Nadie se salva, y son pocos los que se sienten lo suficientemente seguros de sí mismos o de sus capacidades como para no confiar en algún tipo de cábala. Aunque uno sea el mejor.
Este tipo de practicas también se difundió entre los jóvenes. Con sólo hacer un recorrido por cualquier facultad o colegio en épocas de finales o recuperatorios, en los que muchos se juegan el año de estudio, aparecen todo tipo de cábalas y amuletos de la suerte, para enfrentarse a la temida mesa de examen. Entre fotocopias arrugadas, subrayadas, leídas y releídas, están las estampitas, los mensajes de suerte, las velas que prendieron las abuelas. Y los alumnos ponen al descubierto sus trucos con total naturalidad, en medio de sus nervios. Los que estudiaron y los que no, todos acuden a la ayuda mágica de una cábala, como si encontraran un suelo más firme sobre el que pisar.
El ser humano siempre necesita apoyarse en algo más, creer que hay algo que cuida de su suerte, de sus proyectos y desafíos, por eso aparecen las cábalas. Con esas pequeñas seguridades, se puede tener la frente un poco más en alto, y el corazón se desacelera un poco. Pero tan sólo un poco, ya que, al fin y al cabo, las cábalas no dejan de ser parte del mundo de la superstición, y sus propiedades no están científicamente comprobadas.

martes, 12 de febrero de 2008

"Castigado por la falta de haber nacido"


Primo Levi sobrevivió al horror más absoluto. Fue prisionero de guerra en el campo de concentración polaco Auschwitz-Monowitz durante 11 meses, entre 1944 y 1945, y logró salir con vida. Esta experiencia lo puso frente a una actividad impensada para él hasta el momento: la escritura. Así fue como a través de sus palabras dio a conocer sus memorias del Holocausto, y le puso voz al sufrimiento de millones de almas que habían padecido la deportación, el encierro y el dolor profundo que marca para siempre.

Si esto es un hombre es su obra más conocida. En ella repasa las vicisitudes como prisionero de guerra, intercalando la ficción con la realidad. Otros títulos que componen su trabajo como escritor son Si ahora no, ¿cuándo? y El sistema periódico, todos con la misma temática revisionista del antisemitismo de la Segunda Guerra Mundial.
Poco antes de morir fue convocado para participar de una investigación académica sobre la memoria de la deportación. De esas conversaciones surgió el libro Deber de memoria, en el cual el químico y escritor italiano vuelve sobre sus temas característicos y hace un repaso de su obra literaria y de la de sus contemporáneos que comparten el mismo eje temático.
Acerca de la vida cotidiana en el Lager (término alemán que designa a los campos de concentración), Primo Levi hace una suerte de decálogo de los códigos de comportamiento implícitos entre los camaradas, más allá de las reglas impuestas por los oficiales alemanes. Uno de estos principios era mantener la limpieza y la higiene, en la medida de lo posible, de la vestimenta y del propio cuerpo. Este acto era entendido como una especie de resistencia contra el régimen de deshumanización y animalización que sufrían como prisioneros. El autor también recuerda que si bien lo más doloroso era la imposibilidad de comunicarse, debido a las diferentes nacionalidades de los deportados, existía la premisa básica de hablar, de cualquier manera y en cualquier dialecto, de las comidas y las recetas caseras tradicionales de cada uno. Este tema los hermanaba en el recuerdo y la añoranza de un pasado familiar compartido en torno a la mesa. Todo lo opuesto a la realidad que estaban viviendo, era recreado a través de las palabras, las historias, las anécdotas.
Paradójicamente, en ese espacio donde la vida estaba en permanente contacto con la muerte, los prisioneros no hablaban de ella, ni de las cámaras de gas ni del crematorio. Esto respondía a una lógica particular, según el autor, basada en el hecho de que el campo donde él se encontraba no era de exterminio, sino de trabajo forzado. Hablar de la muerte era signo de mala educación, simplemente se consideraba incorrecto. Y por lo tanto nadie lo hacía.
Respecto a la ideología subyacente al sistema de explotación y exterminio, Primo Levi hace alusión al hecho de ser castigado por el origen, simplemente por haber nacido judío; expresa que “castigar al otro simplemente porque es otro, apelando a una ideología abstracta, nos parecía el colmo de la injusticia, de la torpeza y de la irracionalidad”. Tampoco pudo entender nunca los motivos que justificasen la matanza de niños. En suma, es imposible entender la locura, la saña y la sinrazón de la violencia.
En la necesidad de resistir, de llegar con vida a la noche, de tratar de no tener frío, estribaba la cotidianidad de los prisioneros, que en este trajín diario no tenían tiempo para pensar en el suicidio. Paradójicamente, después de haber sobrevivido a Auschwitz, de haber reconstruido su vida a través del matrimonio, de dos hijos, de la literatura y del trabajo científico, Primo Levi falleció el 11 de abril de 1987 en un confuso episodio, que la justicia calificó como suicidio. Sus familiares niegan esta posibilidad, pero la incertidumbre sigue abierta, y sus libros, a pesar del horror, siguen siendo un homenaje a la vida.

domingo, 10 de febrero de 2008

Desde la arena

* Pauls, Alan. La vida descalzo. Buenos Aires, Sudamericana: 2006.

“Se sueña mucho en la playa”. El relato comienza con esta frase categórica, que incluye de manera indiscriminada a todo aquel que alguna vez en su vida haya visitado el paraíso veraniego por excelencia. Pero rápidamente, después de la primera democratización de los sueños y de la playa, Alan Pauls recorta su discurso y habla a través de la primera persona, que siendo plural sólo atañe a su padre y a su hermano; para terminar en un yo que se descubre íntimamente a través del recuerdo.
La memoria recrea la playa a través de los sueños de la infancia, que están marcados por la cinematografía: “cada sueño, digamos, equivale a una película”. Así es como se entremezclan el aire marítimo y las estrellas de cine, en las despojadas playas de Cabo Polonio, Uruguay, donde sólo es posible encontrar sueños. La vida descalzo encuentra su propio ritmo a través de estos ejes, que van marcando su desarrollo autobiográfico y anecdótico, plagado de referencias sensitivas (texturas, olores, colores, sonidos...).
Cada fragmento, o capítulo, del libro, está enmarcado por fotos en blanco y negro de chicos en la playa, pertenecientes al archivo personal del autor. Son las evidencias de un pasado edénico lleno de tranquilidad donde el mar se conjuga con la infancia y la arena, y provoca el efecto de nostalgia sin melodrama que recorre la narración.
Como protagonista y autor, Alan Pauls se permite intercalar consideraciones sociológicas o filosóficas, en medio de los recuerdos apacibles:

“...la forma que la vida adopta en la playa – toda vida, desde la de
las almejas y las gaviotas hasta la de las personas, pasando por la de las estrellas, salvo quizás la vida verdaderamente excepcional, la que Federico Fellini, por ejemplo, hace aparecer sobre la arena en el tétrico amanecer final de la Dolce vita: la vida del monstruo- es grupal, nunca individual, y hasta qué punto la belleza o la seducción, cuya fuente estamos acostumbrados a identificar con objetos o criaturas singulares, son aquí siempre un fenómenos gregario, de banda, que sólo surte efecto cuando todas sus partes están copresentes y se disipa, por arte de magia (...) en Buenos Aires , cuando el grupo se reduce a una sola de sus partes.”

Esa es su visión de la vida descalzo, la realidad que el autor es capaz de aprehender y compartir a todos nosotros que leemos desde la ciudad, calzados, añorando volver a ese paraíso cuya eternidad dura tan solo 15 días.

jueves, 7 de febrero de 2008

Felicidad


Gauguin. 1892

Retratos de la vida cotidiana

“...sabes cuándo me siento
y cuándo me levanto...”
Salmo 139.

En Fotocopias, John Berger ofrece un fresco de la realidad, tal y como la ve él. Y nos la regala, sin reparos, en cada uno de los relatos que conforman el libro.

El autor hace referencia a su propia obra llamándola “estas fotocopias”. Así es como concibe su tarea; saca fotocopias de lo que ve, de lo que piensa, de lo que ocurre. Son fotocopias con palabras, fieles a lo que copian, pero a la vez infieles, imprimiéndoles un toque, una mirada, un recorte particular.
En veintinueve crónicas realistas, John Berger trata temas diferentes, que van desde su concepción del tiempo hasta los olvidados de las sociedades. En este abanico, despliega su escritura empapada de imágenes pictóricas, de sensibilidad, y logra un verdadero puente con el lector. Cuenta hechos anecdóticos, los desnuda, y al mismo tiempos se desnuda y nos desnuda como lectores. Nos deja parados frente a la realidad, sin más armas que nuestra propia capacidad de asombro y de emoción. Cada historia está contada de manera particular. Son historias sencillas, cotidianas, pero a la luz de la escritura, renacen de manera diferente, con otro brillo, con otra profundidad. Todo el bagaje artístico de Berger aparece entre cada línea, los años de teatro, de novelas, de películas. Todo aparece en Fotocopias, como si fuera la síntesis de largos años de trabajo. Porque, como dice uno de sus personajes, “todo es cuestión de tiempo”, y John Berger supo cómo tratarlo en su obra.

lunes, 4 de febrero de 2008

En los resquicios del poder


(A partir de esta escena de la película La vida de los otros de Florian Henckel-Donnersmarck)



Para el agente de la STASI, Gerd Weisler, la vida de los otros siempre había sido el objeto de su trabajo. Hurgar en la privacidad ajena en busca de disidencias y oposiciones al régimen de la República Democrática Alemana constituían su especialidad. Pero su férrea convicción y lealtad al régimen se quiebran frente a la realidad del escritor Georg Dreyman y la actriz Christa- Maria Sieland, cuyas vidas debe diseccionar con la presición milimétrica de un científico.
El punto de inflexión se hace presente en la zona fronteriza , híbrida, de un ascensor. A medio camino del trabajo a su hogar, Wiesler, encerrado en el cubículo del elevador, toma conciencia de que no hay vuelta atrás. Luego de abandonar su puesto de vigilancia, donde detrás de los micrófonos las personas viven sus vidas con intensidad, y urden planes arriesgados para hacer oír sus voces, el agente vuelve a su frío departamento, a su vida vacía y carente de sentido. Estos dos polos configuran una dialéctica que se pone a funcionar en el espacio del ascensor. La elección de este espacio para la confluencia de dos realidades opuestas no parecería casual ni inocente. El encierro hermético prefigura la asfixiante atmósfera de un régimen dictatorial. La luz difusa, que lastima la mirada, y la imposibilidad de escapar cuando uno desee son algunos de los elementos constitutivos de esta alegoría. Y todavía faltan los personajes principales: el poder absoluto, representado por Gerd Weisler, y la inocencia y la indefensión, en la piel del niño que vuelve de jugar.
En el breve diálogo que mantienen ambos se produce el punto de inflexión. La pregunta reformulada a último momento, con su falta de sentido y su ridiculez, acerca de la identidad del juguete del niño, da muestras de la realidad que los circunda, de la sinrazón de todo aquello que se impone por la fuerza. El chico, sin saber que en ese encierro se libraba una batalla, la ha ganado, se ha salvado. Y Gerd Weisler también se ha salvado, más allá de los errores cometidos en el pasado, aún tiene tiempo para redimirse. Y lo que habla a través de sus actos es la integridad de todo ser humano que se rige por sus convicciones más profundas, pero sin cerrarse a las posibilidades de cambio.
“Sabían los puntos cardinales,
las estaciones del año,
que la luna viajaba alrededor de la Tierra
y que ésta giraba en torno del sol.
Que América estaba en este mundo,
que la Argentina era un país americano,
que era una república,
y que ellos eran argentinos.”

Eduardo A. Holmberg

sábado, 2 de febrero de 2008

Tita Merello, el tabaco y la literatura

El edificio donde se encuentra la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, tiene una historia que merece ser contada. En el barrio porteño de Caballito, más específicamente en la calle Puán 480, conviven diferentes estratos históricos en una misma edificación: lo que supo ser una fábrica de tabaco, también fue la locación de una película protagonizada por Tita Merello, y actualmente es el reducto artístico, filosófico y literario de la educación universitaria pública en Argentina.

Dentro de la Antropología, existe una especialización dedicada a la arqueología, y a su vez una sub-especialización denominada arqueología urbana. Esta rama específica de los estudios humanísticos permite conocer todo aquello que subyace a las construcciones citadinas. Y esta fábrica transformada en facultad también se configura como objeto de estudio de esta ciencia. Debajo de los carteles con inscripciones y propagandas políticas, de las aulas recientemente pintadas y de las múltiples circulaciones que permiten escaleras y pasillos recónditos, se esconde el verdadero pasado de ese edificio.
En el año 1920 la compañía de tabaco Nobleza- Picardo adquirió los terrenos de la calle Puán y estableció los cimientos de los depósitos, las oficinas y la fábrica de la empresa. La imponente edificación situada en la esquina de Puán y José Bonifacio contaba y cuenta con 5 pisos, dos estacionamientos y un patio central. Su disposición confirma la hipótesis de Michel Foucault acerca de la construcción con finalidades similares de fábricas, establecimientos educativos y cárceles: la de vigilar, ya sea a los operarios, a los presos o a los estudiantes. Así es como se superponen de manera espacial y temporal dos ámbitos completamente disímiles.
El segundo estrato de esta excavación arqueológica se configura a partir del director de cine argentino Leopoldo Torre Nilsson, que eligió las instalaciones de la fábrica para filmar un largometraje titulado "Para vestir santos". Su protagonista, Tita Merello, era una operaria que peleaba para defender su dignidad, en el marco de una historia de amor trunca y un futuro de soledad, dedicado, justamente, a vestir santos. La película se estrenó en agosto de 1955, y hoy se pueden conseguir copias de video para ver a la actriz pasearse por los pasillos fabriles en pleno funcionamiento.
Con este pasado cinéfilo e industrial a cuestas, se hicieron las remodelaciones necesarias para que en 1981 comenzara a funcionar la facultad. Este recinto fue el primer espacio propio que tuvieron los estudiantes de filosofía, letras y carreras afines, quienes hasta el momento habían estudiado diseminados en las facultades de ciencias sociales o de psicología. La especie de injerto edilicio se nota: hay aulas de todos los tamaños, aulas sin puertas, aulas en subsuelos casi sin ventilación, o aulas que delatan que en su pasado fueron baños. Sin embargo se estudia, y hay lugar para el desarrollo del pensamiento crítico y artístico. Resulta casi contradictorio cómo un espacio de producción de bienes pudo convertirse en un espacio de producción de ideas. Pero así fue.

Un hombre y una mujer bajo un ciruelo

Acerca de una de las crónicas de Fotocopias, de John Berger.
Estamos frente a un determinado momento en la vida de dos personas, de este hombre y esta mujer. Está narrado de manera simple, sin mayores trascendencias. Pero es justamente ahí donde se hace presente lo trascendente, en esos momentos en que casi no nos damos cuenta.
El narrador/personaje (ya que habla en primera persona) construye a la mujer que tiene enfrente. La construye desde afuera, la única manera posible de construir-conocer a otro, pero lo hace desde un lugar muy íntimo y a la vez desconcertante. Habla de los animales que él piensa que viven con ella y que ella conoce. Mediante esa metáfora, nos introduce en un espacio de profundidad en el que se juega con el conocimiento y el desconocimiento. A través de estos supuestos animales, encuentra la mejor manera de describir aquello que de otra manera sería imposible describir, ya que la interioridad de otro es un espacio vedado (incluso, por momentos, la propia interioridad nos es un espacio vedado). Los animales rompen la lógica, y por eso permiten el paso a una realidad más profunda, que sería imposible atisbar por otros medios.
Esta mujer que aparece a través de cada palabra, no es una mujer que pasa por la vida, es una mujer que pasó por muchas vidas, que fue muchas cosas, y por lo tanto, tiene toda esa sabiduría acumulada.
Ella tiene una caja, y al mirarla, él confiesa "no me había parado a pensar qué llevaría dentro. Tal vez pinturas. O manzanas. O unas sandalias y crema para el sol". En la enumeración, aparece el perfil que él puede hacerse de ella. Pero la mujer rompe con su perfil, ya que la caja contiene una cámara de fotos estenopeica. Ella también quiere captar la realidad. Quiere lo mismo que él.
La cámara es quien resume toda esa historia, es el instrumento que puede unificar la realidad parcial que cada uno observa. "Nos quedamos de pie, mirando a la cámara. Nos movimos, claro, pero no más de lo que lo hacían los ciruelos mecidos por el aire. Pasaron los minutos. Mientras estábamos allí reflejamos la luz, y lo que reflejamos atravesó el agujerito negro y entró en la caja." Ahí estaban los dos.