martes, 12 de febrero de 2008

"Castigado por la falta de haber nacido"


Primo Levi sobrevivió al horror más absoluto. Fue prisionero de guerra en el campo de concentración polaco Auschwitz-Monowitz durante 11 meses, entre 1944 y 1945, y logró salir con vida. Esta experiencia lo puso frente a una actividad impensada para él hasta el momento: la escritura. Así fue como a través de sus palabras dio a conocer sus memorias del Holocausto, y le puso voz al sufrimiento de millones de almas que habían padecido la deportación, el encierro y el dolor profundo que marca para siempre.

Si esto es un hombre es su obra más conocida. En ella repasa las vicisitudes como prisionero de guerra, intercalando la ficción con la realidad. Otros títulos que componen su trabajo como escritor son Si ahora no, ¿cuándo? y El sistema periódico, todos con la misma temática revisionista del antisemitismo de la Segunda Guerra Mundial.
Poco antes de morir fue convocado para participar de una investigación académica sobre la memoria de la deportación. De esas conversaciones surgió el libro Deber de memoria, en el cual el químico y escritor italiano vuelve sobre sus temas característicos y hace un repaso de su obra literaria y de la de sus contemporáneos que comparten el mismo eje temático.
Acerca de la vida cotidiana en el Lager (término alemán que designa a los campos de concentración), Primo Levi hace una suerte de decálogo de los códigos de comportamiento implícitos entre los camaradas, más allá de las reglas impuestas por los oficiales alemanes. Uno de estos principios era mantener la limpieza y la higiene, en la medida de lo posible, de la vestimenta y del propio cuerpo. Este acto era entendido como una especie de resistencia contra el régimen de deshumanización y animalización que sufrían como prisioneros. El autor también recuerda que si bien lo más doloroso era la imposibilidad de comunicarse, debido a las diferentes nacionalidades de los deportados, existía la premisa básica de hablar, de cualquier manera y en cualquier dialecto, de las comidas y las recetas caseras tradicionales de cada uno. Este tema los hermanaba en el recuerdo y la añoranza de un pasado familiar compartido en torno a la mesa. Todo lo opuesto a la realidad que estaban viviendo, era recreado a través de las palabras, las historias, las anécdotas.
Paradójicamente, en ese espacio donde la vida estaba en permanente contacto con la muerte, los prisioneros no hablaban de ella, ni de las cámaras de gas ni del crematorio. Esto respondía a una lógica particular, según el autor, basada en el hecho de que el campo donde él se encontraba no era de exterminio, sino de trabajo forzado. Hablar de la muerte era signo de mala educación, simplemente se consideraba incorrecto. Y por lo tanto nadie lo hacía.
Respecto a la ideología subyacente al sistema de explotación y exterminio, Primo Levi hace alusión al hecho de ser castigado por el origen, simplemente por haber nacido judío; expresa que “castigar al otro simplemente porque es otro, apelando a una ideología abstracta, nos parecía el colmo de la injusticia, de la torpeza y de la irracionalidad”. Tampoco pudo entender nunca los motivos que justificasen la matanza de niños. En suma, es imposible entender la locura, la saña y la sinrazón de la violencia.
En la necesidad de resistir, de llegar con vida a la noche, de tratar de no tener frío, estribaba la cotidianidad de los prisioneros, que en este trajín diario no tenían tiempo para pensar en el suicidio. Paradójicamente, después de haber sobrevivido a Auschwitz, de haber reconstruido su vida a través del matrimonio, de dos hijos, de la literatura y del trabajo científico, Primo Levi falleció el 11 de abril de 1987 en un confuso episodio, que la justicia calificó como suicidio. Sus familiares niegan esta posibilidad, pero la incertidumbre sigue abierta, y sus libros, a pesar del horror, siguen siendo un homenaje a la vida.

2 comentarios:

Max Dicásolo. dijo...

Que gracioso, la verdad es que me llamó la atención tu apellido, yo soy Dicásolo Speranza.

saludos.

Max Dicásolo. dijo...

Soy Argentino Renata...mi familia por parte Speranza es de Lanús, y sí, los dibujos son míos, apenas dibujo desde mediados del 2007, estoy viendo si meterme a algunas clases...

muchas gracias por devolver la visita...¿ prima ?, jajaja.