El edificio donde se encuentra la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, tiene una historia que merece ser contada. En el barrio porteño de Caballito, más específicamente en la calle Puán 480, conviven diferentes estratos históricos en una misma edificación: lo que supo ser una fábrica de tabaco, también fue la locación de una película protagonizada por Tita Merello, y actualmente es el reducto artístico, filosófico y literario de la educación universitaria pública en Argentina.
Dentro de la Antropología, existe una especialización dedicada a la arqueología, y a su vez una sub-especialización denominada arqueología urbana. Esta rama específica de los estudios humanísticos permite conocer todo aquello que subyace a las construcciones citadinas. Y esta fábrica transformada en facultad también se configura como objeto de estudio de esta ciencia. Debajo de los carteles con inscripciones y propagandas políticas, de las aulas recientemente pintadas y de las múltiples circulaciones que permiten escaleras y pasillos recónditos, se esconde el verdadero pasado de ese edificio.
En el año 1920 la compañía de tabaco Nobleza- Picardo adquirió los terrenos de la calle Puán y estableció los cimientos de los depósitos, las oficinas y la fábrica de la empresa. La imponente edificación situada en la esquina de Puán y José Bonifacio contaba y cuenta con 5 pisos, dos estacionamientos y un patio central. Su disposición confirma la hipótesis de Michel Foucault acerca de la construcción con finalidades similares de fábricas, establecimientos educativos y cárceles: la de vigilar, ya sea a los operarios, a los presos o a los estudiantes. Así es como se superponen de manera espacial y temporal dos ámbitos completamente disímiles.
El segundo estrato de esta excavación arqueológica se configura a partir del director de cine argentino Leopoldo Torre Nilsson, que eligió las instalaciones de la fábrica para filmar un largometraje titulado "Para vestir santos". Su protagonista, Tita Merello, era una operaria que peleaba para defender su dignidad, en el marco de una historia de amor trunca y un futuro de soledad, dedicado, justamente, a vestir santos. La película se estrenó en agosto de 1955, y hoy se pueden conseguir copias de video para ver a la actriz pasearse por los pasillos fabriles en pleno funcionamiento.
Con este pasado cinéfilo e industrial a cuestas, se hicieron las remodelaciones necesarias para que en 1981 comenzara a funcionar la facultad. Este recinto fue el primer espacio propio que tuvieron los estudiantes de filosofía, letras y carreras afines, quienes hasta el momento habían estudiado diseminados en las facultades de ciencias sociales o de psicología. La especie de injerto edilicio se nota: hay aulas de todos los tamaños, aulas sin puertas, aulas en subsuelos casi sin ventilación, o aulas que delatan que en su pasado fueron baños. Sin embargo se estudia, y hay lugar para el desarrollo del pensamiento crítico y artístico. Resulta casi contradictorio cómo un espacio de producción de bienes pudo convertirse en un espacio de producción de ideas. Pero así fue.
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